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lunes, 21 de agosto de 2017

El reino de Aragón: en manos de los templarios


Buenos días lector:


Hoy vamos a ver otra curiosidad que nos dejó la historia en tierras españolas para completar un anterior artículo:La pervivencia de los Templarios tras su extinción: Portugal. Cuando oímos menciones sobre estos peculiares monjes rápidamente nuestra mente viaja a Oriente con las cruzadas y las guerras desatadas en Tierra Santa. Pero como ya vimos en el otro artículo, sus asentamientos se extendieron a lo largo de Europa con importante presencia en Portugal, así como España.

De hecho, llegaron a heredar por testamento real el reino de Aragón.

Alfonso I "el batallador", fue rey de Aragón y Pamplona entre 1073  y 1134 (Edad Media). Se ganó el nombre de "el batallador" por las numerosas campañas que lideró para reconquistar las tierras cristianas de las manos de los musulmanes (unas veintinueve batallas). Pero en 1134 mientras sitiaba la fortaleza de Fraga en Huesca recibió múltiples heridas de flecha de las que no logró recuperarse muriendo poco después.

Sabiendo el rey de su inminente muerte dictó un testamento que sería el disgusto de toda la nobleza: dejó sus reinos en manos de la orden de los Temlarios, los Hospitalarios y el Santo Sepulcro. De hecho, al mando dejó a su hermano Ramiro II "el monje", dado que había ingresado en la orden templaria previamente.

Este hecho insólito y nunca más repetido no nos ha de extrañar si el monarca consagró su vida a combatir a "los infieles" y a expulsarlos de las tierras ibéricas. 

Navarra no acató tal afrenta y eligieron otro sucesor: García Ramirez, casado con la hija del legendario Cid el campeador. Separándose definitivamente Navarra de Aragón.

Aragón continuó independiente con Ramiro II y continuaron con la labor de defender las fronteras y continar con la Reconquista, su sucesor Jaime I, fue educado como si de caballero templario se tratase desde los 9 años y continuó con su colaboración con los templarios a lo largo de su reinado; así como con la Reconquista.

Con el siguiente rey Pedro III, llega en 1312 la caída de la orden del Temple, a raíz de lo acontecido en Francia y la condena papal acusándolos de herejes (quemando a la hoguera a su máximo líder: Jacques de Molay). Afortunadamente, a los templarios aragonoses fueron considerados inocentes en el Concilio de Tarragona de 1312, pasando sus posesiones a la de los Hospitalarios únicamente para quitarles su poder e influencia.



Atentamente,               
                                          
Elena Rojas