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lunes, 11 de diciembre de 2017

Origen del perfume: no siempre fue así

Buenos días lector:

Último mes del año, época de Navidad y familia, de despedir el año y comenzar uno nuevo. Artículos relacionados con estas fechas ya hay para los curiosos, aquí les dejo los enlaces acerca de Nochebuena: (El nacimiento de Jesus Cristo, decidido siglos después) o los Reyes Magos (Los tres reyes magos blancos...o cuatro...los cambios a lo largo de los siglos). 

Sin embargo, hoy vamos a tratar algo distinto pero que viene de perlas igualmente en esta época mientras buscamos los regalos para nuestras amistades y familias. El perfume, todo un clásico y triunfo, a todos gusta y hay muchísimas fragancias donde elegir a cada cual más agradable y con una publicidad más que atractiva para tentarnos en escoger ese y no otro. No obstante, el perfume ha evolucionado de manera similar y curiosa a los tacones: Origen de los tacones: no siempre fue así

Hoy en día, el perfume viene como un paso más de la higiene y muy relacionado con la estética, la belleza y el cuidado corporal. 

El perfume nace del nombre "crear humo" pues en la Antigúedad se buscaba crear olores agradables con la quema de maderas, resinas y plantas como ofrenda a los dioses. Así lo hacían los babilonios, persas, egipcios, griegos y arábes. Sus técnicas variaban, destilaban plantas en aceite, quemaban lociones y ungüentos hechas de especias, frutas, plantas, frutos secos...lo que cada cultura tenía a mano en su naturaleza. Además de uso religioso los egipcios lo usaron también en cosméticos y los griegos como medicina para aliviar bronquitis a través de la inhalación de olores de plantas vaporizadas.

Roma tiene un papel destacado de su evolución (aunque fue introducido por influencia de las otras culturas) ya que es donde se crea el primer gremio de perfumistas que desarrollaron perfumes en sólido, líquido y en polvo. Se extendió su uso y los romanos impregnaban sus cuerpos y todas sus pertenencias con imponentes fragancias. Tal fue así que usaban cantidades ingentes y a los soldados romanos se les "podía oler a distancia" según Plinio el Viejo (sobretodo a canela).

El uso del perfume cambia radicalmente con la entrada de la Iglesia, que condenó el despilfarro y, con ello, las fragancias. De hecho, el perfume fue usado en la Edad Media y Moderna para ocultar la falta de higiene y el hedor corporal. La gente que en la Antigüedad acostumbraba a bañarse en los baños públicos tuvo que dejar de hacerlo ya que la Iglesia los condenó por ser sitios de lujuria y pecado. Como sustituto al baño, la gente se frotaba con paños perfumados para intentar ocultar el olor derivado de la falta de higiene (y de las ropas sin lavar, además de pelucas), así como se salía a la calle con un pañuelo perfumado bajo la nariz para no oler las calles infectas (recordemos que durante la Edad Media no había alcantarillado y la gente tiraba a la calle los desechos, sumando la de los animales, la basura acumulada en las ciudades, etc). 

No olvidemos un gran detalle, la nobleza y la aristocracia era los únicos grupos que podían costearse caros perfumes importados de los árabes, con que el olor era otro modo de distinguirse de los pobres a los ricos (además de las ropas de alta costura). 

El perfume definitivamente se instala para quedarse con el Barroco (siglo XVIII), como herencia del Renacimiento donde se recuperan las costumbres greco-romanas y, con la ayuda de la imprenta, se difunden los manuales de la elaboración del perfume y evoluciona con el uso de todo tipo de ingredientes y frascos que hace posible todo tipo de gamas; lo que implica  que se a asequible a todos comprar las fragancias pues ya no es solo un olor: es una industria.



Atentamente,  

Elena Rojas