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viernes, 18 de septiembre de 2015

Los martillos de brujas: los ases de la Inquisición


Buenos días lector:


Los martillos de brujas: los ases de la Inquisición

Es una expresión que habremos oído todos alguna vez: “El martillo”, cuando se está hablando de temas de brujería e Inquisición. Sin embargo ¿qué significa esta palabra cuando no se refiere a la herramienta física?
La institución inquisitorial funcionaba en toda Europa para perseguir la herejía, por tanto, necesitaba procedimientos “estándar” para saber cómo actuar cuando se encontraban herejes de brujería. En otras palabras, instrucciones precisas que debían seguir minuciosamente todo inquisidor durante todo el proceso: desde que se cogía al hereje, se interrogaba, se juzgaba y se aplicaba la sentencia final.
De esta necesidad nace el libro literario considerado como “el más funesto de la historia”. Un libro oficial donde indicaban todos los protocolos necesarios a seguir.
El primer libro “martillo” fue escrito por dos inquisidores dominicos: Enrique Institoris y Jacob Sprenger; a raíz de la “Bula bruja” del Papa Inocencio VIII donde exclamaba que había que corregir antiguos errores cometidos en los casos de brujería.
La obra es consideraba hoy en día como una de la más aterradoras de la historia. Sin embargo, en aquella época gozaba de gran prestigio y admiración por parte de países como Francia y Alemania. España, curiosamente, la consideró obra de un loco.
En la obra se atacaba directamente a la mujer a pesar de que se admitía la existencia de brujos y brujas. Constaba de tres partes:
La primera aclaraba la existencia de brujos desde la teología.
La segunda aborda la existencia de tres tipos de maleficencia y como los jueces debían proceder para que no le surgieran efectos los hechizos.
La tercera es la más impactante, pues aclara todo tipo de torturas que ha de practicarse para obtener la confesión de brujo. Y lo que era peor aún, se admitía todo tipo de acusación de terceros hacía otras personas (así viniese de delincuentes y asesinos). Además, se indica que los juicios deben ser rápidos para que el reo no tenga oportunidad de recurrir a la sentencia
Este libro sólo sería el primero de una serie de “Libros Martillos”, franceses y protestantes, conocidos también como “Malleus”. De los franceses clarisamente nos viene el nombre de Pierre Lancre, nombrado en el artículo de la Francesita, quién vivió en estos momentos convulsos de pleno auge de persecución a la bruja.
No es de extrañar que tras la difusión de los libros martillos salieran a la luz los aquelarres, pues las acusaciones de la gente hacían referencia justamente a lo que se mencionaba en estos libros.

De modo que, cuanto más se hablaba de brujerías, más brujos se encontraban.

Atentamente,

Elena Rojas

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